Una buena adaptación de tus audífonos hará que te sientas cómodo y que tu vida mejore plenamente. Además, querrás llevarlos todo el día puestos, y eso ayudará a que la pérdida auditiva no siga aumentando.
Por si tienes dudas, te traemos 6 razones por las que debes pensar si tus audífonos están bien adaptados: 

6 RAZONES POR LAS QUE DEBES PENSAR SI TUS AUDÍFONOS ESTÁN BIEN ADAPTADOS

En muchas ocasiones la diferencia entre escuchar y sentirte cómodo con unos audífonos está en conseguir una buena adaptación. Lograr la correcta adaptación en tus audífonos puede aportarte muchísimas ventajas en tu vida diaria. Pero en ocasiones a veces se confunde una falta de adaptación con el proceso de ajuste inicial. Por ello, te damos algunas pistas que te ayudarán a saber si necesitas a acudir a tu audioprotesista de confianza para que reajuste la configuración de los aparatos auditivos.

1. Te molestan los ruidos fuertes

Cuando empezamos a utilizar audífonos, lo primero que podemos notar es el sonido más fuerte. Al salir a la calle, el ruido de los coches puede llamarnos la atención. Y una cosa es que oigamos los ruidos y otra cosa es que nos lleguen a molestar, que no los soportemos. Por ejemplo, cuando pasa una ambulancia con la sirena, si nos molesta tanto que nos gustaría quitarnos los audífonos, debemos comentarlo con nuestro audioprotesista.

2. Al hablar te retumba, tienes sensación de eco

Al colocarnos los audífonos por primera vez, sentimos que oímos nuestra propia voz muy fuerte. Es una sensación que se tiene al principio, pero que desaparece después de unos días usando los audífonos. Si pasados unos días no mejora nada, deberíamos consultarlo.

3. Escuchas demasiado fuerte algunos ruidos

Hasta que nos acostumbramos a la nueva forma de oír, puede pasar que oigamos ciertos ruidos que nos llamen la atención porque hacía ya tiempo que dejamos de oírlos. Ruidos como los de las pisadas en el parqué, la cisterna, el grifo abierto muy fuerte, los cubiertos con los platos, etc. Si notamos estos ruidos excesivamente altos, podemos preguntarle a algún familiar o amigo que tenga una audición normal, si a ellos también les resultan altos o molestos, para tener una referencia. Si a esa persona no le molesta y a nosotros sí, es una razón para comentarlo con nuestro audioprotesista.

4. Silban los audífonos cuando alguien te da un abrazo

La última generación de audífonos llevan unos sistemas anti-feedback para que en ningún momento nuestros audífonos silben, es decir que se realimenten. De todas formas, si ocurre esto cuando nos dan un abrazo o acercamos algo mucho a nuestro oído, debemos consultarlo. Puede ser, simplemente, hacer una pequeña calibración, que tengamos un tapón de cera, o que el audífono esté mal colocado o mal ajustado.

5. Cuesta entender en entornos ruidosos

Cuando nos encontramos en un entorno ruidoso, mantener una conversación puede ser complicado. Para una persona con pérdida auditiva es todavía más difícil. Aún así, los audífonos digitales de última generación tienen micrófonos direccionales que ayudan a escuchar mejor el habla que nos llega por delante, y amortigua el ruido que viene de detrás. Si nos pasa esto, tendremos que consultarlo con nuestro audioprotesista.

6. El teléfono no suena nítido

Hoy en día todos estamos conectados, y el teléfono es uno de los medios que más utilizamos para comunicarnos. Poderlo oír nítido y sin molestias es muy importante. Por ello, si no se está cómodo al teléfono, debemos consultarlo. Existen imanes que funcionan como bucles inductivos para los teléfonos fijos y los audífonos digitales de última generación, con conectividad, se conectan al móvil y podemos oír la conversación directamente en nuestros audífonos.

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